lunes, 24 de mayo de 2010

Conclusión.

¿Qué es el bicentenario?

El Bicentenario es la oportunidad de darnos cuenta de que si queremos celebrar al país tenemos que hacer cosas constructivas para darle entidad, que el país no está en sus símbolos sino en sus realidades, que no se trata de hacer un sentido homenaje sino de tomar a un difícil toro por las astas, para ver si conseguimos sacarlo de una pobreza patológica que nos deja congelados, sin capacidad de reacción. El Bicentenario es el momento de entender que no se participa con la mera crítica, que hacen falta aportes.
El Bicentenario es también, si uno quiere celebrar lo propio, la necesidad de superar la mirada del reproche y profundizar la del amor, la del deseo, la del querer que esta realidad nuestra esté cada vez más cargada de frutos y de logros, de acuerdos, entendimientos y pasos adelante. El Bicentenario es la oportunidad para entender que un gran país no es el resultado directo del orgullo y la jactancia, el recordatorio de que en el medio hay que poner dedicación y creatividad, trabajo y esmero, que la realidad resplandece sólo si se la riega y cuida diariamente, y huele mal, hiede, si le tiramos la basura mental de nuestro eterno descontento.

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